En el mundo de la automoción, las alianzas entre empresas son tan comunes como los cambios de marcha. Ponte cómodo y prepárate porque hoy, veremos la historia de cómo Mitsubishi, un gigante de la industria, llegó a tocar fondo. Al punto de aceptar las migajas de su rival para salvar la compañía.
Los comienzos
Todo comenzó en 1870 con la visión de Yataro Iwasaki, un joven ambicioso descendiente de samurais que fundó Mitsubishi, que significa "tres diamantes". Su primer negocio fue en el mundo del transporte marítimo, donde rápidamente se convirtió en una potencia gracias a su flota de barcos a vapor.
Iwasaki, era un hombre de negocios astuto que no se limitaba a un solo sector. Poco a poco, Mitsubishi fue expandiendo sus horizontes hacia la minería, la construcción naval y, por supuesto, la fabricación de vehículos.
En 1885, Yataro Iwasaki, fundador de Mitsubishi, falleció a la temprana edad de 56 años. Su muerte dejó un vacío en la empresa, pero también marcó el inicio de una nueva era de expansión y diversificación.
Los hermanos de Yataro, Hisaya y Yanosuke, junto con su hijo Yataro II, asumieron el liderazgo de Mitsubishi. Conscientes del gran potencial de la empresa, decidieron implementar un ambicioso plan de expansión que dividía la compañía en tres divisiones principales:
La primera era Mitsubishi Shoji: Encargada de las actividades comerciales y de importación y exportación. La segunda era Mitsubishi Goshi Kaisha: Dedicada a la minería, la construcción naval y la fabricación de maquinaria pesada. Y la tercera era Mitsubishi Jidosha Seizo Kabushiki Kaisha: La división automotriz, responsable del desarrollo y producción de vehículos. Aunque esta división, no se creó hasta 1917.
Época de guerra
En ese año, la empresa debutó con el Mitsubishi Model A, considerado el primer vehículo de producción en masa de Japón. Era un vehículo robusto y confiable. Y aunque su velocidad máxima era de solo 40 km/h, representaba un gran avance tecnológico para la época en Japón.
Pero desde la década de 1930, el gobierno japonés ejerció un fuerte control sobre las empresas privadas durante la guerra, y Mitsubishi, al igual que otras empresas, se vio obligada a contribuir al esfuerzo bélico.
Recibió un encargo del Ejército Japonés: desarrollar un vehículo todoterreno capaz de soportar las duras condiciones del terreno en China. El resultado fue el PX33, un prototipo que vio la luz en 1936 y que se convirtió en el primer vehículo 4x4 de la marca.
Tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, Mitsubishi fue sometida a un proceso de desmilitarización. La empresa se vio obligada a cesar la producción de armamento y enfocarse en productos civiles. A las empresas que habían colaborado con el esfuerzo bélico japonés les impusieron una serie de sanciones.
Mitsubishi fue una de las empresas más afectadas por estas medidas. En 1947, el General Douglas MacArthur, comandante supremo de las fuerzas aliadas en Japón, ordenó la disolución del conglomerado Mitsubishi. Pero permitieron la reconstitución de las tres divisiones principales: Mitsubishi Shoji, Mitsubishi Heavy Industries y Mitsubishi Motors.
Las tres empresas operaron de forma independiente durante un tiempo. Sin embargo, en 1990, se reestructuraron bajo un nuevo holding llamado Mitsubishi Corporation, que mantiene la identidad y el legado del conglomerado original.
Éxitos de la empresa
En 1953, Mitsubishi Motors marcó su ingreso en el segmento de los vehículos todoterreno, firmando un acuerdo de licencia con Willys-Overland para producir el icónico Jeep Willys en Japón. Aunque no lo podía vender en el mercado local, debido a un acuerdo comercial entre Japón y Estados Unidos, que prohibía la venta de vehículos producidos bajo licencia estadounidense en territorio japonés.
Luego lanzaron el 500 Super Deluxe en el 60. Que logró un triunfo histórico en la Carrera de Macao. El piloto japonés Yoshio Ogasawara condujo el vehículo a la victoria en la categoría de sedanes de 1.3 litros, superando a competidores de marcas como Alfa Romeo y BMW. También lanzaron vehículos como el Mitsubishi Colt F2000, un auto de carreras construido para competir en el campeonato japonés de Fórmula 2000 durante los 70.
Mitsubishi expandió su mercado y comenzó a vender sus autos en EEUU en 1971, con su propia subsidiaria estadounidense, Mitsubishi Motors Corporation in the United States.
Lanzaron el Lancer 1600 GSR Rally, que tuvo un gran éxito en las competiciones de rally. Ganó numerosos eventos nacionales e internacionales, incluyendo el Rally Safari de Kenia en 1976, considerado uno de los rallies más desafiantes del mundo.
En el 81 lanzaron el Mitsubishi Pajero, también conocido como Montero en algunos mercados. Es un vehículo todoterreno, famoso por sus victorias en el Rally Dakar, la carrera de rally raid más dura del mundo. Mitsubishi ganó el Dakar un récord de 12 veces entre 1985 y 2007, todas ellas con el Pajero. Este éxito cimentó la reputación del Pajero como uno de los mejores todoterrenos del mundo.
El acuerdo con Chrysler
En 1985, Mitsubishi firmó un acuerdo de colaboración estratégica con Chrysler que incluía la inversión cruzada de acciones entre ambas empresas. Mitsubishi adquirió una participación del 15% en Chrysler, mientras que Chrysler adquirió una participación del 10% en Mitsubishi.
Pero la relación no iba del todo bien, ya que Mitsubishi tenía una cultura empresarial más conservadora, mientras que Chrysler era más audaz y arriesgada. También eran reacios a compartir su tecnología de vanguardia con Chrysler, lo que limitaba la colaboración en proyectos conjuntos. Y hubo disputas sobre la propiedad intelectual desarrollada conjuntamente.
Aun así, la crisis económica de Chrysler a fines de la década del 70 cambió el panorama. Se generaron tensiones en la relación con Mitsubishi, ya que Chrysler dependía cada vez más de la tecnología y los recursos de la empresa japonesa. En 1980, Chrysler vendió su división australiana a Mitsubishi por 150 millones de dólares australianos y así, la relación volvió a estabilizarse.
En el 85, Mitsubishi y Chrysler decidieron unir fuerzas. Crearon una empresa conjunta con un 50% de participación cada uno, Diamond-Star Motors Corporation, que se encargaría de producir vehículos para ambos mercados, estadounidense y japonés. El primer fruto de la alianza fue el Mitsubishi Eclipse. Le siguieron el Plymouth Laser y el Eagle Talon, dos modelos similares que también tuvieron un gran éxito.
Sin embargo, las diferencias estratégicas y los problemas financieros comenzaron a erosionar la alianza. En el 95, Chrysler decidió vender su participación en Diamond-Star Motors a Mitsubishi. A pesar de los esfuerzos de Mitsubishi por mantener la empresa a flote, la producción finalizó en 2006.
Grandes crisis de la empresa
Mitsubishi continuó su camino, presentando varios modelos emblemáticos durante la década del 90, incluyendo el GTO, el 3000GT, y el Lancer Evolution. El Lancer Evolution competía en el segmento de los sedanes deportivos de alto rendimiento, enfrentándose a rivales como el Subaru Impreza WRX STi y el Honda Civic Type R. Todo iba sobre ruedas para la empresa.
Mira más acerca de Honda: Las bombas no lo detuvieron | La increíble historia de Honda
Sin embargo, en el 97 una crisis financiera de proporciones épicas azotó la zona de Asia. En el ojo del huracán se encontraba Mitsubishi. La empresa, que había prosperado gracias al boom económico asiático, se vio de repente golpeada por la devaluación de las monedas locales, la fuga de capitales y la caída en picado de las bolsas de valores.
Pero por suerte Mitsubishi no estaba sola. Su hermana mayor, Mitsubishi Corporation, una empresa gigante con intereses en diversos sectores, acudió al rescate. Mitsubishi Corporation inyectó capital en la filial automotriz, la ayudó a reestructurar su deuda y le brindó el apoyo necesario para superar la crisis.
En el año 2000, mientras Mitsubishi parecía estar recuperándose de la crisis financiera asiática, una serie de escándalos relacionados con defectos de fábrica ocultos sacudieron a la empresa y la llevaron a terminar las relaciones con Chrysler, que no se quería ver envuelta en el escándalo. Fue un duro golpe para Mitsubishi. Pero una vez más, su hermana mayor acudió al rescate. Inyectó capital y realizó cambios en la gestión de Mitsubishi Motors para tratar de enderezar el rumbo.
A su vez, Mitsubishi tenía un acuerdo con Nissan, un rival con quien competía por el liderazgo, ofreciendo vehículos con características y precios similares. El acuerdo, establecía que Mitsubishi vendería algunos modelos de Nissan rebautizados en sus propios concesionarios. Sin embargo, este acuerdo se vio empañado por un escándalo de falsificación de datos por parte de Mitsubishi.
En 2016, Nissan descubrió que Mitsubishi había estado manipulando las pruebas de eficiencia de combustible de algunos de sus vehículos, incluyendo algunos de los que se vendían bajo la marca Nissan. Así que denunció las irregularidades a las autoridades japonesas y rompió su acuerdo con Mitsubishi.
El escándalo tuvo un impacto significativo en la empresa, que fue multada por las autoridades japonesas por más de 500 millones de dólares y tuvo que pagar indemnizaciones a los consumidores afectados. La confianza de los consumidores se desplomó, las ventas se desplomaron y la empresa se vio al borde de la bancarrota.
En este momento de oscuridad, Nissan decide comprar el 34% de las acciones de Mitsubishi por una suma de 2.300 millones de dólares. Una inyección de capital y confianza que Mitsubishi necesitaba desesperadamente.
Algunos ven en esta acción la mano salvadora de Nissan. Un gesto de solidaridad entre dos titanes de la industria. Otros, sin embargo, albergan sospechas. Se rumorea que Nissan aprovechó la debilidad de Mitsubishi para adquirir sus acciones a un precio más bajo. Que la dejó caer en desgracia para luego comprarla a precio de saldo.
¿Verdad o simple especulación? Lo que sí es cierto es que la compra de Nissan ha dado un nuevo aire a Mitsubishi. La empresa ha logrado reestructurarse, recuperar la confianza de algunos consumidores y volver a lanzar nuevos modelos al mercado.
Mitsubishi en la actualidad
El futuro de Mitsubishi sigue siendo incierto. La empresa aún tiene un largo camino por recorrer para recuperar su antigua gloria. Pero la alianza con Nissan ha ayudado en una transformación positiva. La experiencia, los recursos y la tecnología de Nissan han permitido a Mitsubishi acelerar sus planes de renovación y volver a posicionarse como una marca competitiva y atractiva en el mercado.
Hoy en día, Mitsubishi Motors continúa innovando y adaptándose a las nuevas necesidades del mercado. Con modelos híbridos, eléctricos y SUV de última generación, la marca demuestra su compromiso con la sostenibilidad y la tecnología.
El diseño también ha experimentado un cambio radical. Líneas más modernas, dinámicas y elegantes definen a los nuevos modelos de Mitsubishi, reflejando un espíritu innovador y acorde a las tendencias actuales.
La historia de Mitsubishi ha tenido grandes altibajos. De ser un gigante a punto de caer, se unieron a su antiguo rival para forjar un nuevo camino. ¿Será esta alianza un éxito rotundo o un fracaso? ¡Solo el tiempo lo dirá! Pero una cosa es segura, la marca de los tres diamantes sigue brillando, demostrando su capacidad de adaptarse y luchar por su supervivencia.